Catálogo RCD 2010

Catálogo RCD 2010
El merece la excelencia...

miércoles, 17 de junio de 2009

El Padre busca... Verdaderos Adoradores

"Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón porque de él mana la vida”. (Prov.4:23). El corazón es el lugar donde podemos guardar lo más hermoso sentimientos, pero también donde podemos albergar las más oscuras intensiones o sentimientos. Por eso Salomón nos exhorta a guardarlo por encima de cualquier otra cosa que nos signifique valor. Es indispensable permitir que el Señor penetre hasta lo más profundo de nuestro corazón y colocarlo en el lugar más privilegiado para que no existan áreas en nuestras vidas fuera de su control. Es triste que en ocasiones nos encontramos tratando de aparentar estar muy bien con Dios pero por dentro en realidad estamos tan descuidados en la búsqueda de Dios que nos encontramos en riesgo de alejarnos completamente de El. Un corazón cargado conduce a trabajo (trabajo de parto), Un corazón arrepentido conduce al llanto, Un corazón gozoso conduce a la danza y el júbilo, Un corazón alegre conduce al canto, Un corazón reverente conduce a postrarse ante Dios, contemplando su santidad y paz. En los siguientes pasajes podemos fácilmente darnos cuenta cuál era el anhelo del Rey David y es que el descubrió el mejor lugar para invertir su tiempo.... el regazo de su Señor. “Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos. Escogería antes de estar a la puerta de la casa de mi Dios, que habitar en las moradas de maldad”. Salmo 84:10. “Bienaventurados los que habitan en tu casa; perpetuamente te alabarán” Salmo 84:4 ...”Y en la casa de Jehová moraré por largos días”. Salmo 23:6 David tenía una pasión especial al hablar de la casa del Señor. Deseemos con fervor que lo que quemaba el corazón de David nos queme hoy en día a nosotros, entendiendo que la “casa”, el “lugar santo” se encuentra en cualquier lugar donde tengamos un encuentro con Dios. Un adorador es aquel que tiene la insaciable necesidad, las ansias, el completo deseo de estar en la casa del Señor (en la presencia, en la intimidad con Dios). En la vida de un adorador debe haber la “disciplina voluntaria y alegre” de ir a estar solas con el Señor, de ir a la casa de Dios, en leer su palabra y meditar en ella, sin importar la edad, a veces creemos que si soy muy joven no tengo que buscar de Dios, no leo su Palabra, ni siquiera respeto la presencia de Dios cuando se manifiesta en la congregación o cuando otros hermanos oran yo riendo o jugando con mi compañero de al lado....ni siquiera se me ocurre pensar que Dios merece por lo menos “respeto”. Creyendo que eso de buscar, estar a solas con Dios u orar no es para mí.... pero pretendo ministrar, servir a Dios en lo que “me gusta” en la congregación, sin darme cuenta que no puedo dar lo que no tengo, y no pasaré de ser un(a) buen(a) danzarín(a), un buen cantante, un buen orador, etc. Pero para poder guiar a otros a la presencia de Dios debo primero experimentarla yo. En el caso de la Danza, lamentablemente en algunas ocasiones nos ocupamos más de aprender muy bien la técnica, los pasos, las rutinas, el manejo de los instrumentos; que es importante pero no es lo que me lleva a ser un(a) adorador(a) no es lo que se va a reflejar cuando ministre. A veces actuamos como la mujer maravilla... cuando nos colocamos el uniforme, nos subimos a un pulpito nos convertimos en uno tremendos danzarines pero cuando bajamos de él muchas veces se esfuma de repente esa pasión con la que estaba ministrando y me desplomo en la silla como un gesto de fastidio, empiezo hacer una tertulia con mi compañera(o) y ni siquiera la biblia cargo!! A veces hasta cuestionamos a nuestro líder, le irrespetamos... olvidando que al desobedecer a él estamos pecando contra Dios quien lo colocó allí. ¿Cuál crees sería la actitud correcta para realmente ser un adorador?, crees que si yo no oro, no leo la palabra, no doy testimonio con mi comportamiento en la casa, escuela, trabajo, ministerio de que Dios está presente en mi vida, ¿Dios podrá usarme como El quiere? En Juan. 4:23-24 el Señor le dice a la mujer Samaritana con respecto al lugar donde debería ser adorado Dios (leer). Fíjese que es nuestro espíritu... y El es Espíritu nosotros somos espirituales porque El nos hizo a su imagen y semejanza y el Señor nos creó con un cuerpo como transporte de ese espíritu. Nosotros debemos adorarle con nuestro espíritu no con nuestros sentimientos, emociones, ánimos porque todo eso es fluctuante hoy nos emociona algo y estamos fervorosos, mañana recibimos una noticia desagradable y nos entristecemos, nos apagamos, yo decido en mi espíritu que en todo momento, circunstancia, ambiente reconozco quien es mi Señor, que voluntariamente decido que el mejor lugar para estar es en su pecho y disfrutarlo, que no hay lectura más apropiada y reconfortante que su Palabra, que soy su hijo(a) y puedo escuchar su voz suave, dulce, amorosa en todo momento, es mi espíritu quien decide amar a otros como el Señor nos amó a pesar del carácter, distintas formas de pensar, de decepciones, etc. Y en Verdad es decir como lo establece su Palabra como El lo decidió, no como a mí me parece que es la mejor manera o “yo no oro nunca pero El sabe que yo lo adoro, lo amo” toda acción contraria a lo establecido por Dios es desobediencia. Te animo a que no busques ser solo “una danzarina” o “un danzarín”, pretende, anhela, arde, camina, ¡¡corre!! en pro de ser “un adorador(a) ”, una persona que refleje con su danza el mejor producto de su inversión: haber entregado su corazón al dador de la vida eterna, que refleje el fuego del Espíritu Santo presente en su ser, que la unción de Dios se derrame hasta el punto de empapar a otros con ella y sean inspirados a buscar sentarse a los pies del Maestro, que cuando dances lo hagas conciente de que el único exaltado y merecedor de toda Gloria es el Rey de Reyes y Señor de Señores, el gran YO SOY, el Omnipotente y único Dios. Y que no hay mayor gozo y bendición que al final de tu servicio eleves oración con acción de gracias, cántico y danza nueva a tu Señor por usarte como un odre limpio, útil y apto, donde deposita su vino fresco. ¡ALELUYA!

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